
Había una vez una niña, que vivía en un país de maravillas. Su entorno era perfecto, nunca tuvo peligro de nada.
Estaba en una cajita de cristal, y sólo conocía el amor. El mundo exterior era algo extraño para ella y en su país todo el mundo tenía buenas intenciones, todos eran amigos.
La transparencia e ingenuidad de esta niña la hacían una persona digna de belleza, sus ojos eran la puerta hacia su alma y todos tenían algo que decir respecto a ellos.
Hasta que un día, esa cajita de cristal se rompió y pudo conocer otro mundo.
Este nuevo mundo estaba lleno de nuevas tierras. Conoció allí el país de la hipocresía y de la mentira. El país de la traición. Todos estaban muy cerca unos de los otros, y hasta a veces se confundían los límites.
Visitó una ciudad llamada venganza, y luego entró a otra ciudad, muy bonita de apariencia, el cartel de bienvenida decía: Bienvenidos a La Tentación. Todos los placeres se encontraban allí y también los conoció.
El país más poblado sin dudas era Envidia, su capital se llamaba Celos. Por lo general todos sus habitantes empezaban viviendo en la capital y a medida que crecían iban migrando hacia el interior de Envidia.
Todas estas ciudades y países estaban superpoblados, de hecho, hospedarse ahí era bastante accesible.
Pero no, esta niña, añoraba muchísimo sus orígenes, nunca olvidó sus raíces, y decidió conocer estos lugares pero no ser parte de ellos.
Volvió entonces a su país de maravillas, pero de vez en cuando la vida la hace recorrer estas zonas en un mundo al que todos llaman... “El Mundo de los Adultos”.