lunes, 14 de diciembre de 2009

¡Adiós!



Las cosas que mueren jamás resucitan,
las cosas que mueren
no tornan jamás.
¡Se quiebran los vasos y el vidrio que queda
es polvo
por siempre y por siempre será!
Cuando los capullos caen de la rama
dos veces seguidas no florecerán...
¡Las flores tronchadas por el viento impío
se agotan por siempre, por siempre jamás!
¡Los días que fueron, los días
perdidos, los días inertes ya no volverán!
¡Qué tristes las horas que se
desgranaron bajo el aletazo de la soledad!
¡Qué tristes las sombras, las
sombras nefastas,
las sombras creadas por nuestra maldad!
¡Oh, las cosas
idas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que así se nos van!
¡Corazón... silencia!... ¡Cúbrete de llagas!...
—de llagas infectas—
¡cúbrete de mal!...
¡Que todo el que llegue se muera al tocarte,
corazón maldito que inquietas mi afán!
¡Adiós para siempre mis dulzuras todas!
¡Adiós mi alegría llena de bondad!
¡Oh, las cosas muertas, las cosas marchitas,
las cosas celestes que no vuelven más!

Alfonsina Storni

1 comentario:

Anónimo dijo...

Que tristeza, a ver si escribis cosas tuyas... me gusta mucho, por lo menos a mi, como escribis...